Examinando por Autor "Romo Urrutia, Cristian"
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Ítem El Espectador teatral y su diálogo con la obra de teatro desde la percepción en lo contemporáneo. El ojo del Espectador.(Universidad de Valparaíso, 2012) Cossio Troncoso, Gianinna; Romo Urrutia, Cristian; Keim Palma, CristianEl espectador es un factor fundamental para que el arte teatral encuentre su desarrollo total y es el centro desde donde convergen diferentes procesos, siendo éstos, los que interfieren en su forma de observar o contemplar una obra. ´´ No hay teatro sin espectador ´´ 1 pues el espectador es quien aprecia una obra o asiste a un espectáculo y, por lo tanto, la torna visible; en síntesis, es el espectador quien completa el sentido del arte teatral. La palabra espectador deriva de espectáculo, que a su vez viene de la raíz spectarum, el mismo término desde donde se deriva espejo. Tomando en consideración tal hecho, no es difícil pensar que cuando observamos una obra de teatro lo que realmente estamos haciendo es observarnos a nosotros mismos. La palabra Teatro, según su origen etimológico, proviene del griego “theatron” que significa “lugar donde el público contempla una acción que le es presentada en otro sitio”2. A partir de esto podemos inferir que desde su definición más elemental, alude a un espacio físico que lo contiene, concepto que “se convierte en el edificio donde tiene lugar la representación. En la lengua clásica de los siglos XVII y XVIII, el teatro también será el escenario propiamente dicho.”3 El título de esta memoria como “El ojo del espectador” es una imagen que utilizamos para explicar una de las acciones fundamentales que este sujeto realiza. El contemplar es la acción por antonomasia que realiza el espectador, encontrándose tal acción en la naturaleza misma del concepto theatron. El teatro alcanza a completar su sentido cuando un grupo de personas se reúne para percibir, reconocer significantes y observar hasta los más mínimos detalles a otros seres humanos: sus actitudes, reacciones, palabras y lo que tienen que decir. Pero esta contemplación no cae en el reino de la pasividad, sino que es profundamente activa. El espectador también actúa, como el alumno o como el docto. Observa, selecciona, compara, interpreta. Liga lo que ve con muchas otras cosas que ha visto en otros escenarios, en otros tipos de lugares. Compone su propio poema con los elementos del poema que tiene delante. Participa en la performance rehaciéndola a su manera, sustrayéndose por ejemplo a la energía vital que ésa debería transmitir, para hacer de ella una pura imagen y asociar esa pura imagen a una historia que ha leído o soñado, vivido o inventado. Así, son a la vez espectadores distantes e intérpretes activos del espectáculo que se les propone.4En este trabajo propondremos aquella clase de espectador que describe Rancière en su obra El espectador emancipado. Un espectador dinámico en su interpretación, capaz de utilizar su bagaje y experiencia anterior para reconstruir lo que está observando. Es en este sentido que la contemplación es el movimiento de todo el mundo interno de los sujetos. Movimiento que busca la asociación de aquella nueva información entregada por la obra y la información guardada por el individuo con anterioridad. La identificación finalmente es eso, es la concordancia de lo actual con ciertos elementos que ya habitaban el mundo interno de los sujetos. Antes de realizar la contemplación de la obra, debe darse por necesidad en el sujeto espectador una motivación intrínseca que será denominada por nosotros como interés. Este concepto puede ser comprendido como la atracción que algún objeto genera sobre un sujeto; llevada estas palabras al ámbito que nos convoca, es necesario un interés por una determinada puesta en escena para poder realizar de la mejor forma posible la acción contemplativa. Sin interés los sentidos no estarían volcados hacia el objeto que tiene su razón de existir en el ser observado, es decir un objeto que tiene por finalidad el ser contemplado por otro para poder ser algo acabado. Lo recién expuesto se mezcla con otro concepto que será analizado en esta memoria. El concepto de ocio es condición de posibilidad para que surja la acción contemplativa y de ese modo la obra se convierta en una totalidad. ¿Qué es lo que quiere expresar tal afirmación? Para que exista espectador, este sujeto no debe estar bajo el dominio de ninguna necesidad que lo lleve a realizar acciones distintas a la de contemplar. Y postulamos que es en el ocio, como aquel tiempo que el sujeto posee para sí mismo aparte de ser fuente de búsqueda de entretenimiento, donde los individuos son capaces de volcar sus sentidos a algo que va más allá de la mera satisfacción de las necesidades básicas. Para contemplar se necesita tiempo, para mirar el mar se necesita a un individuo capaz de detenerse ante él, lo mismo pasa con las obras de cualquier disciplina artística. No podría admirar la belleza de una sinfonía de Mahler, por ejemplo, mientras realizo cualquier otra tarea distinta a la de contemplar. Al asistir a una obra de teatro, el espectador necesariamente pone en juego un complejo mecanismo de interpretación de lo percibido, mecanismo estructural dinámico, ligado a su propia historia y referentes. El espectador procesa las informaciones que emanan desde el escenario, comprendiendo con mayor o menor profundidad desde una perspectiva única, el fenómeno artístico que observa. Esta estructura de comprensión es aprendida a partir de los fundamentos culturales que un pueblo posee, entre ellos las formas de relaciones entre sujetos y sistemas sociales. Para comprender este proceso de interpretación simbólica es preciso analizar e investigar los sistemas de percepción en el espectador y para llevar a cabo esta labor se hace necesario estudiar al espectador como un órgano vivo que encarna principios lógicos en sus elementos constitutivos, encontrándose estructurado como un sistema capaz de percibir, incorporar, organizar, decodificar y transformar la información que le llega a través de una obra teatral. Por esta razón estudiaremos al espectador desde una perspectiva holística, en la que operan los condicionantes culturales y biológicos que definen su mirada. En este análisis intentaremos ampliar el conocimiento del convivio teatral en su forma práctica-teórica y el objeto espectador. Para poder entender su naturaleza biológica examinaremos la Teoría General de Sistemas en la cual describiremos el fenómeno de la percepción desde una perspectiva biológica, que escudriña la estructura del ser humano como un sistema vivo en el que concebimos al espectador basados en la visión holística entendiendo su estructura de percepción como un conjunto de factores que se configuran tanto por la condición biológica, el estado psicológico y físico del espectador, como por lo que percibe de la obra. A su vez analizaremos los textos de El Convivio Teatral de Jorge Dubatti, Como Comprender el Teatro de Marco De Marinis, El análisis de La Escuela de Espectadores que se realiza en Santiago de Chile por Javier Ibacache y Soledad Lagos, El Análisis de los Espectáculos de Patrice Pavis, Apreciación Teatral de Mario Naudon de la Sotta, Los condicionantes culturales según las clases sociales en Sociología y Cultura de Pierre Bourdieu y otros grandes teóricos que examinan la vivencia del Espectador en el Teatro. La elección de este corpus teórico tiene su fuente en la gran pertinencia de los mismos sobre el tema a tratar en la actual memoria. Nuestro objeto de estudio es el espectador teatral, y para comprenderlo lo observaremos desde diferentes puntos de vista. El espectador entendido como parte esencial del gran sistema que es el teatro, será comprendido desde La teoría general de sistemas. ¿Con qué clase de sistema tratamos cuando hablamos de la figura del espectador? ¿Un sistema abierto o cerrado? ¿Cuál es el propósito que posee tal sistema dentro del macrosistema que es el teatro? Son temas tratados en los capítulos centrales de esta memoria. Ahora bien, el asunto fundamental de esta introducción es delimitar nuestro objeto de estudio y proponer la hipótesis de trabajo. Todos los capítulos poseen como objetivo ir reconstruyendo la figura del espectador desde una visión más bien contemporánea, sin eliminar otro tipo de visiones que a lo largo de la historia se han tenido sobre aquella figura. Conocer al espectador desde diferentes aspectos es el objetivo de cada tema, pero el fin último que se quiere alcanzar, el propósito fundamental de nuestro trabajo, es analizar los diferentes elementos que condicionan la identificación generada por un sujeto al verse enfrentado a una obra teatral. Sin aquella identificación entre los elementos que pertenecen al sujeto y los presentados en una obra, no existiría conexión alguna y por tanto el individuo nunca penetraría el sentido de la obra; el arte quedaría a medias, ya que siempre se necesita al otro espectador para decodificar lo observado y, finalmente completar el proceso de creación. Una obra de teatro espera ser observada, un poema espera ser leído, una sinfonía escuchada. Comprender la acción fundamental del espectador, las condiciones de posibilidad para su existencia, comprender al sujeto-espectador como un gran sistema vivo en el cual siempre van surgiendo cambios, y las condicionantes culturales como la ideología y la construcción de la identidad que estructuran el modo de ser y hacer por parte de un sujeto, son los elementos en los cuales profundizaremos en la actual memoria. Esta memoria encuentra su razón de ser en el problema que suscita la figura del espectador teatral. Comprendemos que existe una gran pluralidad en los modos de ser de los espectadores, asunto que infiere en la forma que poseen de apreciar una obra de teatro. Esto se observa claramente en lo disímiles que pueden llegar a ser las decodificaciones que los espectadores realizan frente a una obra. Pero ¿qué sucede con el mensaje que desea entregar la puesta en escena? La recepción suele estar mediada por las características, la cultura, la preparación, la educación y la biografía del espectador, quien -a la vezdecodifica o lee las creaciones según sus expectativas5 Comúnmente una obra desea entregar un mensaje que sea transversal a todos los sujetos que la observan, es decir, que no exista tanta diferencia entre las interpretaciones que ellos realizan, pero muchas veces la diferencia entre las interpretaciones es tanta que el mensaje nunca llega a ser lo que en un principio quiso ser. El que no exista tanta diferencia en las interpretaciones es el deseo que posee todo creador que quiere entregar un mensaje específico con su obra. Aspectos tanto externos como internos influyen en lo que percibe y en la forma en la que percibe el espectador. En los aspectos externos encontramos la manera que tiene una obra de ser presentada, y en los aspectos internos podemos observar la estructura de la personalidad del sujeto; individuo formado a partir de elementos biológicos y culturales (educación, ideología). Es en este sentido que no hay un individuo igual a otro, tampoco una interpretación o finalmente una misma forma de identificación entre los individuos y la obra. Hay tantas identificaciones como individuos, a pesar de la semejanza que pueden existir entre ellas nunca se llega a una igualdad. Ni siquiera se llega a ella cuando hablamos de individuos formados de la misma manera (misma madre, misma educación, misma edad, misma ideología, etc. Nosotros postulamos en este trabajo que aún sabiendo lo disímiles que pueden ser las identificaciones de los espectadores con la obra, siempre debe existir algún grado de identificación para que surja el arte teatral en su totalidad; sin identificación no hay puntos en común entre lo presentado y el espectador. Sin ningún grado de identificación todo sería extraño para el espectador y por tanto no existiría reconocimiento ni encuentro -dos conceptos que trabajaremos en esta memoria- entre el espectador y la obra. 1 Rancière Jacques, El Espectador Emancipado, 1° ed., España, Ellago Ediciones, 2010, p. 10. 2 Pavis, Patrice: Diccionario del teatro, trad. por Jaume Melendres, 3° ed., Barcelona, ed. Paidós Ibérica, 1998, p. 435. 3 Ibídem. 4 Rancière Jacques, El espectador emancipado, 1° ed., España, Ellago Ediciones, 2010, pág. 19. 5 http://www.escueladeespectadores.cl.