La voluntad de morir. Genealogía como práctica filosófica para entender el concepto de suicidio.

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2021

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Universidad de Valparaíso

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Facultad de Humanidades y Educación

Departamento o Escuela

Instituto de Filosofía

Determinador

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Especie

Nota general

Magister en Filosofía. Mención Pensamiento Contemporáneo.

Resumen

La historia nos muestra que el suicidio no es un acto que pueda comprenderse solo desde la problemática personal del sujeto que lo realiza, sino que su sentido se construye en el orden cultural y simbólico en que aquel se encuentra inmerso. Es importante desmenuzar el concepto Dios, entender dónde, cuándo y cómo aparece en nuestra historia desde una práctica arqueológica. Y así darnos cuenta que al igual que todos los conceptos este no venía adquirido en nuestros cerebros desde el origen, es un concepto que se desarrolla en algún momento de la historia. Luego incorporar el ejercicio genealógico que nos permitirá entender cuáles fueron las fuerzas que hicieron que este concepto apareciera, el estado de la Humanidad en ese entonces ¿quién o quiénes consideraron que atribuirle todas las fuerzas posibles generaría este sometimiento y no una rebelión? Este mareo de libertad que nos hace pensar en que la muerte está en nuestras manos nos convoca a un punto donde ese Dios comienza a perder fuerza, perder armas y poder sobre nosotros, quizás el suicidio es el único momento en que enfrentamos la idea de ese Dios de frente y no gritando al cielo, a la nada. Podemos visualizar en ese instante, como se rompen todas las estructuras y figuras sociales, culturales y familiares. Cuando nos volvemos libres esa transvaloración se hace por fin efectiva. Y en el ejercicio “morir en el intento” nunca sería tan cierto. El eterno retorno, en mi trabajo podría situarlo después del mareo de libertad, de la muerte de Dios. Un sujeto que luego después de comprenderse y aceptarse logra liberarse. El acto logrado, es rechazar la idea en que la vida le pertenece a otro que no soy yo. Siempre hay algo Divino en la muerte pese a que es precisamente el suicidio lo que nos diferencia de lo divino, Dios no puede morir, no puede matarse, es el verdadero condenado en esta historia a una decisión inexistente por su naturaleza, ¿el suicidio es algo divino o algo humano? Demasiado humano quizás. El hecho de que lo único que podemos estar seguros en nuestra vida es que moriremos pareciera una certeza colectiva. Pero en realidad ¿Qué tan consientes somos, si pasamos toda la vida huyendo, pretendiendo ser inmortales en la mente de otros? Parece ser ese uno de los actos más arrogantes del ser humano. En contraparte, cuando el hombre se enfrenta a la desolación, al nihilismo y entiende que no hay nada después de la vida, no hay promesa, no hay recuerdo. El examen de conciencia se vuelve un examen de existencia permanente, tratar de entender el porqué de nuestra existencia desde lo más profundo, pero no con la pretensión de un legado ni de tratar de entender por qué vinimos al mundo. Sino desde un deber ser después de Kant, un deber ser por el otro, por mí, por el presente, después de las no certezas. Porque ¿Qué pasa si lo que viví lo viviera eternamente? Se trata de una construcción permanente en la que con un martillo vamos quitando tabúes, conceptos eternos y ego. Desde esa realidad asumida tenemos que caminar, “caminante no hay camino, se hace el camino al andar”.

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Lugar de Publicación

Valparaíso

Auspiciador

Palabras clave

SUICIDIO, DIOS, EXISTENCIALISMO CRISTIANO

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