Heroínas teatrales en la telenovela chilena : análisis de tres producciones de TVN (1999 - 2002).
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2016-08
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Universidad de Valparaíso
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Opta al Título de Actor/actriz. Licenciados en Teatro. Mención en Dramaturgia (Lagos Figueroa, Javiera y Moscoso Rojas, Rubén).
Opta al Título de Actor/actriz. Licenciado en Teatro. Mención en Producción Teatral (Ortega Silva, Christopher).
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Resumen
Las tendencias temáticas en las memorias de grado realizadas por estudiantes de la Escuela de Teatro de nuestra casa de estudios para optar a su título profesional, apuntan mayoritariamente a la Dramaturgia Contemporánea, Historia del Teatro, Pedagogía Teatral y Transdisciplinas, pero son escasas o casi nulas las investigaciones que abordan el teatro desde la cultura popular1.
Motivados por nuestro interés de entender cómo el arte impacta a las masas, partimos desde la idea de que el círculo de espectadores de teatro es muy cerrado dentro del mismo ambiente artístico. Para confirmar esta premisa revisamos las estadísticas de consumo de arte2 más recientes elaboradas por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, tras las cuales constatamos que el público chileno al espectáculo cultural que más asiste es al cine, seguido por los conciertos, la danza, las artes visuales y en último lugar el teatro con apenas un 18,6% de participación en el total de la muestra.
Y si el teatro como arte de representación es uno de los espectáculos con menos participación por parte del público chileno, nos preguntamos ¿a través de qué medio el público nacional ha visto y comprendido el fenómeno
teatral? Intuimos que el primer contacto que gran parte de la población tiene con el fenómeno de la representación dramático-teatral es a través de la televisión, por lo que comenzamos a indagar en el fenómeno del teatro en aquel medio masivo de comunicación. Patrice Pavis, reconocido investigador de los estudios teatrales, en su Diccionario del Teatro respecto al teatro y la televisión, resalta que “Una gran parte del público sólo verá teatro como una retransmisión o un espacio dramático” y que “es indispensable reflexionar sobre las relaciones entre estas dos artes” (2005: 464). A lo que Pavis se refiere es a las funciones de las obras de teatro transmitidas en televisión, a telenovelas, series, sitcoms, sketches cómicos de programas misceláneos, entre otros. Esto nos llevó a contrastar las estadísticas revisadas de consumo cultural con encuestas de consumo de televisión3, y en cuanto a la programación general según géneros televisivos el año 2015, en Chile los Informativos (noticiarios) se posicionan como el género más consumido por la teleaudiencia con 221 horas promedio anual por persona, seguido por las Telenovelas, que ocupan el segundo lugar con 173 horas.
Tomando los datos revisados, se hace más clara nuestra consigna inicial de que poca gente ve teatro, y que el género de entretención que ve más el telespectador es el melodrama televisivo: la telenovela. Y a pesar de que la telenovela que se transmite hoy en día es un género que provoca más animadversiones que empatía desde el gremio actoral, ya sea por el fuerte sesgo comercial que la domina, por la decadencia y superficialidad de cómo son abordadas sus temáticas o por la incorporación de modelos o “rostros” en vez de profesionales con formación actoral, ha generado en nosotros profundo interés por estudiar el vínculo entre la telenovela y el teatro.
Pertenecemos a una generación que creció en los ‘90s y recordamos una época en que las telenovelas poseían gran profundidad artística en cuanto a tramas, actuaciones, y la diversidad y colorido de los mundos ficcionales que representaban; un tiempo en el que toda la familia esperaba los comienzos y finales de estos culebrones chilensis que se volvían tema de conversación en las reuniones sociales. Las telenovelas de las que estamos hablando fueron transmitidas por el canal estatal Televisión Nacional de Chile y las que más recordamos fueron dirigidas por Vicente Sabatini en un período al que los medios se refieren como la época de oro de Sabatini.
Como actores con formación teatral, percibimos una fuerte influencia del teatro en la realización de estas telenovelas y reconocemos, a su vez, la intertextualidad de ciertos textos clásicos que varias de estas producciones poseían. Reconocemos, además, que han sido un referente de actuación para muchos jóvenes de nuestra generación hasta poco antes de entrar a estudiar teatro. Probablemente la razón de esto es que fueron protagonizadas por actores que recibieron una formación basada en la actuación teatral, como Claudia Di Girolamo, Delfina Guzmán, Héctor Noguera, Amparo Noguera, Alfredo Castro, Francisco Reyes, entre otros renombrados actores y actrices. En Chile la formación actoral ha sido tradicionalmente enfocada a las tablas, y la inclusión de actuación para cámara ha aparecido en las mallas curriculares de
carreras de teatro apenas en los últimos años, como también la apertura de las pocas academias que se especializan en este tipo de actuación4.
Para generar contexto sobre la época a la que nos referimos es necesario mencionar que la vuelta a la democracia y el convulsionado período de transición produjo varios cambios de corte político, social y cultural, que repercutieron en la manera en que la sociedad chilena de la época empezó a entenderse a sí misma. En 1992, Televisión Nacional de Chile elaboró una orgánica acorde a los nuevos tiempos, en la cual se propuso “reflejar al país en toda su diversidad, contribuir a fortalecer su identidad nacional, y conectar a los chilenos en todo momento y lugar”5. Respecto a lo anterior, el director de las telenovelas que deseamos estudiar, Vicente Sabatini destaca:
Cuando se abrieron las ventanas y terminó el oscurantismo, el país pudo mirarse a sí mismo, filmarse a sí mismo, hablar de sí mismo, revisar su alma y apareció esta posibilidad de instalar en el género de telenovela un espacio de opinión acerca de nosotros mismos. Y eso se conectó con la gente. La gente estaba ávida de conocer su país, de conocer el alma de este país. (Sabatini en Fuenzalida et al, 2008).
“Conocer el alma de este país” como dice Vicente Sabatini, se hizo posible en las producciones que tuvo a su cargo, ya que mostraron una diversidad de lugares desconocidos para el imaginario telenovelesco chileno, que hasta ese entonces se había situado mayoritariamente en Santiago con muy pocas excepciones. Lugares como la Isla de Pascua, la isla grande de Chiloé, la caleta de Mejillones, la pampa salitrera o el puerto de San Antonio, se hicieron conocidos al resto del país a través de la telenovela, fortaleciendo así la identidad desde diversos espectros culturales de nuestra sociedad.
Es claro que el proceso de vuelta a la democracia fue un período de grandes cambios en la mentalidad de la sociedad chilena y bajo este nuevo modelo de televisión pública, la telenovela pasó a ser un importante paladín en el reflejo de los nuevos discursos y constructos sociales, entre ellos, el tratamiento de los estereotipos de género6, específicamente de la mujer en la telenovela. A modo de ejemplo, hasta mediados de los ‘90 se relegó a la mujer protagonista como la ‘niña bien’ perteneciente a una familia acomodada, y sus mayores conflictos pasaban por enamorarse del hombre equivocado, ya sea porque éste era pobre, era mujeriego, era el novio de su amiga o resultaba ser el enemigo de sus padres (Cifuentes, 2015).
Es en la época de oro de Sabatini que evidenciamos un cambio en la forma en la que se retratan las protagonistas de estos teledramas, instalando en la pantalla a féminas con roles muchos más potentes y atractivos que se apartaban del ideal de mujer sumisa que primaba anteriormente. Por primera vez se renueva el lugar de las mujeres en la telenovela otorgándoles matices: los defectos y virtudes necesarios para conformar personajes con menos prejuicios, personajes con opinión en cuanto lo que expresaban, cómo se movían, hasta en su forma de vestir, propiciando quizás un cambio de mentalidad en relación a la visión que se tenía sobre el género femenino en esa época.
Respecto al panorama esbozado nos preguntamos: ¿Cuáles son los cambios de mentalidad que se reflejan en la telenovela chilena de la época? ¿De qué manera el teatro influenció a la telenovela en la construcción de nuevos estereotipos de mujer? ¿Fue acaso intencionada la idea de resignificar a la mujer y sus diversos roles a través de la telenovela chilena?
Destacamos tres telenovelas dirigidas por Vicente Sabatini; La Fiera emitida el primer semestre del año 1999. La idea original es de Víctor Carrasco y el equipo de guionistas estaba compuesto por Alejandro Cabrera, René Arcos y Larissa Contreras. La trama está basada en La fierecilla domada de William Shakespeare y sus grabaciones se realizaron en Dalcahue (Chiloé). Fue protagonizada por Claudia Di Girolamo, Francisco Reyes, Luis Alarcón y la actuación antagónica de Aline Kuppenheim. La segunda producción escogida es Romané exhibida el año 2000. Cuenta la historia de una gitana que regresa a Mejillones, pueblo donde dejó a un antiguo amor. Creada por Sergio Bravo, escrita principalmente por Alejandro Cabrera, con la colaboración de René Arcos, Larissa Contreras y Marcelo Leonart. El triángulo amoroso de la historia está compuesto por Claudia Di Girolamo, Francisco Reyes y Francisco Melo, además de Amparo Noguera, Francisca Imboden y Antonia Zegers quienes son las hijas de Di Girolamo en la ficción. Y finalmente la tercera telenovela es El circo de las Montini, estrenada el año 2002, la última telenovela de TVN que se sobrepuso en rating a Canal 13 ininterrumpidamente, finalizando así la época de oro de Sabatini. Original de Víctor Carrasco, con apoyo en los guiones de Hugo Morales, Nona Fernández y María José Galleguillos, es protagonizada por Delfina Guzmán, Claudia Di Girolamo, Francisco Melo y Amparo Noguera, el argumento trata la vida en un circo chileno y el matriarcado dentro del mismo.
Hemos elegido estas telenovelas pues además de mostrar mundos ficcionales particulares y acabadamente presentados, podemos ver en ellas a heroínas que son mujeres empoderadas, independientes y con opinión fundamentada, por lo que postulamos que contribuyeron a desmantelar el estereotipo clásico de la mujer en la telenovela chilena. Utilizaremos el concepto de heroína, prestado del héroe clásico de la tragedia y epopeya griega, dado a su importancia como modelo a seguir y su trascendencia en el inconsciente colectivo de los lectores/espectadores.
En esta investigación, perteneciente al campo de las artes y humanidades, específicamente a los estudios teatrales, utilizaremos una metodología cualitativa. Nuestro foco de estudio son las telenovelas de la época de oro de Sabatini, la muestra, es la totalidad de los capítulos de las tres telenovelas antes mencionadas, y las heroínas a analizar son; Catalina Chamorro de La Fiera; Jovanka Antich de Romané; y Olga II Montini de El circo de las Montini.
El análisis será a través de una tabla constituida por una tríada de autores cuyos estudios ponen el foco en aspectos esenciales de nuestra investigación. Se aplicarán conocimientos teóricos sobre teatro, medios de comunicación y género, para estudiar a las heroínas elegidas dentro de estas tres telenovelas chilenas. La tríada teatro - heroína - estereotipo de género que propondremos se compone por los autores Jorge Sánchez Villarroel que propone un modelo de análisis teatral de la telenovela, William Gervasio que recopila una categorización respecto a los tipos de heroínas y Elena Galán, quien ha desarrollado diversos parámetros de estudio para analizar los estereotipos de género en medios de comunicación masivo.
Con la tabla se generarán observaciones e interpretaciones que nos permitan identificar las características de estas heroínas, las diferencias que poseen en comparación al estereotipo clásico de la mujer dentro de la telenovela. Estas observaciones serán nutridas por la revisión de documentales, entrevistas, ensayos académicos, entradas de blog, artículos y noticias referentes a las telenovelas y heroínas antes mencionadas, para abastecernos de información sobre la producción y el proceso creativo de las mismas. Por otra parte, se realizarán entrevistas a actrices, guionistas y el director de estas tres producciones dramáticas que permitan corroborar o negar las percepciones planteadas por el grupo.
1 Utilizaremos la definición propuesta por Miguel de Aguilera en el artículo ´Tomar la cultura popular en serio´, donde señala que la cultura popular sería la constituida por cualquier expresión o producto ampliamente difundido entre la población, incluyendo elementos de la [cultura] elitista, la folclórica y, en especial, la de masas, provocando sobre sí las más intensas críticas y preocupaciones, apoyadas en la lógica mercantil que la gobierna. Esta lógica mercantil conlleva una culturalización de las mercancías, es decir, la asociación de valores simbólicos a los bienes y servicios e, incluso, al mismo acto de su adquisición. (De Aguilera, 2004: 150).
2 Revisar Gráfico 1 de Población que asiste a espectáculos, según tipo de espectáculo (%).CNCA. (2012). Segunda Encuesta Nacional de Participación y Consumo Cultural en Chile.
3 CNTV. (2016). Anuario Estadístico de Oferta y Consumo de Programación de TV.
4 Tras consultar mallas curriculares de universidades, institutos profesionales y academias, constatamos que de un universo de 15 instituciones, sólo 7, las más nuevas, han integrado en sus mallas curriculares un ramo de actuación para cámara. Ver tabla anexa N° 1.
5 La Ley 19.132 de Televisión Nacional de Chile (BCN) *
6 Utilizaremos el concepto de «estereotipo de género» propuesto por Jorge Belmonte y Silvia Guillamón, que se desarrolla en profundidad en el capítulo II de esta investigación. A grandes rasgos el estereotipo se define como un conjunto de ideas acerca de los géneros femenino y masculino que favorecen el establecimiento de roles fuertemente arraigados en la sociedad. Estas ideas simplifican la realidad dando lugar a una diferenciación de los géneros que se basa en marcar las características de cada uno, otorgándoles una identidad en función del papel social que se supone deben cumplir. (Belmonte; Guillamón 2008: 115)
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HEROÍNAS, TELENOVELA CHILENA, ESTEREOTIPOS DE GÉNERO, ÉPOCA DORADA SABATINI