¡Viven!: supervivencia en la vida universitaria, investigación sobre transiciones juveniles, un estudio de los ritos de paso

Fecha

2007

Formato del documento

Tesis

ORCID Autor

Título de la revista

ISSN de la revista

Título del volumen

Editor

Universidad de Valparaíso

Ubicación

ISBN

ISSN

item.page.issne

item.page.doiurl

Facultad

Facultad de Derecho y Ciencias Sociales

Departamento o Escuela

Escuela de Trabajo Social

Determinador

Recolector

Especie

Nota general

Trabajador Social
Licenciado en Trabajo Social

Resumen

El estudio de la juventud se enmarca en una construcción sociocultural y relacional de la sociedad contemporánea. Como un esfuerzo desde las ciencias sociales por dar cuenta de aquella etapa que media entre la infancia y la adultez, y sobre la cual operan; diferentes, distintos y complejos cambios. Por estos distintos cambios existe la necesidad de pluralizar el momento "juventud", conservar la urgencia de hablar desde distintas concepciones, desde distintas juventudes, según la ocurrencia y gravitación expuestas. De estos cambios se desprenden distintos esfuerzos por significar las denotaciones y delimitaciones involucradas en la tarea. Sin embargo, como dice Reguillo, La juventud como hoy la conocemos es propiamente una invención de la posguerra, en el sentido del surgimiento de un nuevo orden internacional que conformaba una geografía política en las que los vencedores accedían a inéditos estándares de vida e imponían sus estilos y valores. La sociedad revindicó la existencia de (... ) los jóvenes como sujetos de derecho y especialmente( ... ) como sujetos de consumo. 1 Sin embargo se puede afirmar dos aspectos centrales al momento de tomar las riendas del tema, por una parte, se encuentra el proceso psicosocial de construcción de identidad, pero más importante que ello es la actividad de crecimiento en el ser persona, proceso precario por el acontecer y la fluidez que llevan los distintos ritmos societales actuales. Y por otra parte la necesidad intrínseca de llevar este proceso al reconocimiento social, a la toma de conciencia de lo diferencial, lo fluido de la juventud, la imposibilidad de la sociedad para producir esquemas fijos con los cuales visualizar los distintos momentos que envuelven a sus juventudes. Por esta razón resulta urgente reconocer las realidades y los presentes de los jóvenes como su condición de personas (no sujetas a muchas cosas) en preparación para el futuro. Esto trae necesariamente la posibilidad de observar a la juventud como una etapa de la vida que tiene sus propias oportunidades y limitaciones, entendiéndola no solo como un periodo de moratoria y preparación para la vida adulta sino como una circunstancia en constante definición La pregunta por esta constante definición es la pregunta por el significado de estos cambios, el eje central se encuentra en poder de los jóvenes. La forma en la cual estos actores resuelven su papel de jóvenes obedece necesariamente al significado de los estadios entre niñez y adultez. El tema es la Transición como vivencia, como síntesis de estos cambios que operan y se producen igualmente entre estas personas y el paisaje sociocultural en el cual están inmersos. La educación, como proceso de transmisión cultural y formación para la vida en sociedad, hace posible visualizar de una mejor manera esta realidad múltiple. En ella se ponen en juego todos los elementos que unen a la niñez, como construcción permanente del ser humano y aquellas aspiraciones y desafíos del mundo adulto como abanico de posibilidades de desarrollo social. En nuestro País, las juventudes experimentan sus mayores tensiones en la preparación específica hacia el trabajo, específicamente en lo que se refiere al egreso del sistema obligatorio de enseñanza media y la opción por ingresar derechamente al mundo laboral o continuar sus estudios. De acuerdo a las expectativas, valoraciones, asprrac10nes, como así mismo otros contenidos entregados por instituciones que acompañan a la persona en su niñez (familia), constituyen el capital disponible por el cual estos jóvenes enfrentan el desafío y formulan sus pautas de vida. Ello implica un intercambio mutuo entre joven y sociedad en el cual este capital varía según dimensiones como el origen social y cultural de la persona. De ahí a que no todas las personas experimenten la misma transición pues no poseen la misma cantidad de capitales disponibles. Esto significa un esfuerzo doble para aquellas personas cuyo capital cultural2, no cubre las expectativas y requerimientos del sistema educacional. Por ello se producen dos situaciones; Por una parte, operan mecanismos de exclusión del sistema educacional, al no contar la persona con la cantidad de capital cultural necesario para su desenvolvimiento. Y por otra parte, aquellas personas que optan por entablar procesos de negociación simbólica con el sistema educativo en el proceso de la enseñanza superior, deben necesariamente formular estrategias de adaptación que involucren una multiplicación de los capitales disponibles, para poder mantener nivelar oportunidades de inserción y mantención en el sistema de educación superior con aquellos otros jóvenes que cuentan con mayor cantidad de capital cultural. Estas estratégicas se presentan en distintos momentos de exigencia del sistema educativo, que se comprenden no solo por la estructura como dimensión externa sistémica (ámbito académico, sistema educacional chileno, extensiones y actividades extra académicas, así como otros ámbitos sociales subyacentes que a la presente investigación se plantean como desafíos por descubrir) sino por los esfuerzos contemplados en la producción de la vivencia de las personas en la nivelación y acomodación de capital, lo que podría llamarse la dimensión interna del proceso. Todo momento fundamental de cambio lo definiremos a partir de la noción de Rito de Paso, originaria de V. Turner 3 son, ante todo, desafíos de carácter ocasional a esta ritualización y su juego (aprobar el desafío descubierto) arroja consecuencias importantes; modifica no solo a la persona en relación a sus pautas de vida o proyecto futuro en construcción, sino también modifica a la estructura en tanto acomodación constante de las reglas del juego e intercambio. Una y otra (estructura y persona) se encuentra obligadas a modificar sus propias constituciones para actualizar desafíos y respuestas respectivamente. Pero he aquí un elemento clave; las temporalidades de estas partes involucradas son distintas, los ritmos de intercambio y la agilidad con que se procesan los resultados en ambas partes son de carácter diferencial. La estructura educativa superior, concretamente en el ámbito universitario, se compone de muchísimos filtros que hacen pesada y lenta su modificación, sin embargo, el joven como persona en tránsito, ubicado en los límites de este sistema, produce y está llamado necesariamente a producir constante significado dadas las diferencias de capital que compone con sus pares y las formas diferenciales de asumir los ritos de paso. En conclusión, los jóvenes como sujetos en tránsito y portadores de un capital cultural diferencial estarían siendo fuertemente influenciados por las exigencias del sistema y sus mecanismos de exclusión. Razón por la cual, bajo una primera mirada, aquellos cuyo capital cultural no alcanza a producir el intercambio necesario, se mantendrían dentro de un estado de vulnerabilidad y amenaza, que los llamarla o bien a excluirse del sistema o a fabricar armas y estrategias con las cuales sortear este "campo de batalla" con la estructura, cuyos efectos y cambios producirían vivencias particulares de esta vulnerabilidad. Sin embargo, también la manera en la cual estas personas, aparentemente carenciadas resuelven dicha dificultad, en cuanto a joven, pone en jaque a la estructura misma, cuya temporalidad y receptividad a los cambios (como apéndice de la sociedad) es considerablemente más tardía que la heterogeneidad con la cual actualmente, los jóvenes deben producir sus significados para adaptarse a la estructura societal. Por lo tanto; existiría una relación entre los desafíos (ritos) propuestos por la educación superior (como estructura social), la producción de significados (estrategias) de los jóvenes para afrontar estos desafíos (como vivencia), que modificaría la posición aparentemente limítrofe de los más carenciados (de capital cultural), aprovechando la temporalidad diferenciada y la receptibilidad a los cambios de ambas partes, lo cual da lugar finalmente a la modificación constante de las pautas de vida y ayudaría a comprender la dinámica social de la juventud en la vida universitaria. Visualizar, mediante la tipificación la manera como resuelven los jóvenes, en tanto personas en transición, las dificultades planteadas por el sistema en las dimensiones estructurales y personales de la vivencia de la vida universitaria, ayudaría a tomar conciencia social de: Primero; algunas miradas sobre qué significa ser joven en una eventual formación para el trabajo en el contexto de la educación superior, bajo el estudio de los significados de estas personas contenidos en sus discursos. Segundo; cuales son las dificultades encontradas por los jóvenes en su proceso de inserción social, en relación a la educación superior. Tercero; Cuáles serían las estrategias desarrolladas, como esfuerzos por adaptarse a contextos distintos, de los jóvenes que presentan mayor vulneración por su origen social y cultural. Cuarto; Como proveer al Sistema universitario de educación superior, de la importancia de estos procesos, con un dialogo que tienda a la igualdad de oportunidades para estas personas.

Descripción

Lugar de Publicación

Auspiciador

Palabras clave

Licencia

URL Licencia

Colecciones